El sangrado de nariz es un hecho que muchas personas hemos vivido y que incluso vemos como algo común. ¿A qué se deben? ¿Son motivo de preocupación? ¿Qué puedo hacer si me sangra la nariz a mí o a mi hijo?

En primer lugar, es importante decir que rara vez los sangrados nasales son motivo de patologías graves. La nariz está formada por una gran cantidad de vasos sanguíneos que pueden romper con gran facilidad y provocar el sangrado.

Existen dos tipos de hemorragias nasales, las anteriores y las posteriores. Las primeras suelen comenzar en la parte inferior del tabique nasal y se puede producir por algo tan mínimo como un estornudo. Por otra parte las hemorragias nasales posteriores son mucho menos comunes y más incontrolables, ya que se producen en un lugar más interno de la nariz (parte superior del tabique nasal o en la zona más profunda).

Como hemos mencionado, las causas pueden ser muy diversas: alergias, estornudos, sonarse la nariz con mucha fuerza, tener alguna lesión en la nariz, algunos medicamentos, climas muy secos, presión sanguínea alta…

Para tenerlo todo bajo control, es importante saber cómo actuar a la hora de afrontar un sangrado. Son muchos los que caen en el error de levantar la cabeza o taponar la zona, pero esto lo único que provocará es que la sangre pueda llegar a la parte posterior de la nariz o a los pulmones. Lo mejor que puedes hacer es sentarte en una silla e inclinarte para delante y, durante al menos 5 minutos, tapar con la mano las fosas nasales por la parte externa de la nariz. Si después de este tiempo el sangrado sigue, repite la acción durante otros 10/15 minutos. En el caso de que no cese, será momento de acudir al otorrinolaringólogo.

Otro de los motivos por los que acudir al médico es si los sangrados se repiten una gran cantidad de veces. Cuando lo hagas, en Lourido y Prado te haremos un examen exhaustivo para buscar la mejor solución, que puede ir desde quemar los vasos sangrantes mediante diferentes tipos de cauterización hasta una cirugía.