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¿Por qué la presión atmosférica me provoca dolor de oído?
Si la semana pasada hablábamos del aire acondicionado y los problemas que puede generar en la garganta, esta semana es turno de otra de las partes del cuerpo que durante el periodo estival puede sufrir si no tenemos cuidado: los oídos. Ya hemos tratado en nuestro blog los problemas que pueden causar los tapones, pero en esta ocasión nos vamos a centrar en otro tipo de fenómenos: los disbarismos o barotraumatismos. O lo que es lo mismo: las lesiones que la presión atmosférica puede causar en nuestro oído.
En esta época del año nos subimos a aviones para viajar, buceamos o incluso durante nuestros viajes en automóvil se producen descensos rápidos de puertos y montañas, actividades que pueden afectar a las vísceras y cavidades del organismo que contienen aire, como son los oídos, los senos paranasales y los pulmones. El oído es muy sensible a los cambios de presión y, por tanto, muy susceptible a sufrir barotraumatismos. Síntomas como la plenitud ótica, seguida de un dolor intenso, acúfenos, autofonía, ruidos al movilizar la mandíbula e hipoacusia de transmisión son sinónimo de que nuestro organismo puede estar sufriendo este trastorno.
Encargada de controlar la presión dentro del oído medio, para proteger sus estructuras ante cambios bruscos y equilibrar las presiones a ambos lados del tímpano, la trompa de Eustaquio es la estructura anatómica clave en este proceso.
¿Cuál es el mecanismo?
La función del tubo faringotimpánico es equilibrar la presión entre la caja timpánica y la rinofaringe . Cuando existe una hiperpresión, la trompa se abre pasivamente dejando escapar el aire, mientras que en una hipopresión se necesita la acción de los músculos periestafilinos para abrirse activamente dejando entrar aire del cavum.
Por ello el barotrauma se puede producir, sobre todo, al aterrizar ya que supone un cambio muy brusco en la presión, produciendo la compresión del aire dentro del oído. Para equilibrar las presiones a ambos lados del tímpano debe pasar aire desde las fosas nasales al oído medio a través de la trompa de Eustaquio. En los despuegues, por el contra, la presión atmosférica disminuye y el aire del oído se expande y aumenta su volumen. Este exceso de aire sale de manera pasiva a través de la trompa de Eustaquio no produciéndose ningún tipo de problema. Ocurre igual con los descensos de buceo o la bajada rápida de un puerto de montaña.
Debido a este fenómeno debemos evitar viajar en avión con infecciones respiratorias y efectuar maniobras que posibiliten la permeabilidad de la trompa, como son la deglución, el bostezo y la masticación.