Los primeros días de febrero amanecían con Ponferrada empapelada de esquelas. En el reclamo, los autores pedían ayuda para una comarca “que agoniza lenta y dolorosamente” y a su vez daban con la clave para poner fin a la misma: nosotros, las personas.

No hay mejor medicina para una sociedad en problemas que sus propios integrantes. Frente a la despoblación o la pérdida de servicios, podemos creer en el cambio con la llegada de nuevos vecinos, con la ilusión por invertir en esta tierra o con la posibilidad de ofrecer una asistencia que antes no había.

Nosotros no nacimos, ni crecimos, en esta región que nos ha acogido con los brazos abiertos. Pero estamos convencidos de que El Bierzo tiene vida y tiene motivos para tener esperanza en seguir teniéndola. Por eso decidimos invertir aquí y no en otros lugares. Por eso quisimos venir a aportar nuestro granito de arena en lo médico y en lo emocional. Porque creemos en esta tierra y en nuestros vecinos. Somos miles las personas que estamos convencidas de ello, solo hay que ver la multitudinaria manifestación de Ponferrada, y es el momento de sumar todos para curar al enfermo.

Juntos lograremos un Bierzo mejor, en el que la colaboración de unos con otros redunde en mejores servicios y más oportunidades. Porque creemos firmemente en ello, desde Lourido y Prado lo decimos bien alto: ¡no dejaremos morir al Bierzo! Sumémonos todos y hagamos que el paraíso en el que tenemos la fortuna de vivir y trabajar siga floreciendo.