Con el nombre de cáncer de cabeza y cuello se conoce a un grupo de tumores malignos localizados en los senos paranasales, nasofaringe, orofaringe, hipofaringe, laringe, cavidad oral, lengua y glándulas salivares. Dentro de esta clasificación se excluyen los tumores de la piel, cerebrales y tiroideos. Se trata de un tipo de tumor infrecuente, representa a un 5% de los tumores, en cuyo tratamiento y recuperación los profesionales de la otorrinolaringología desempeñan un papel fundamental.

El post operatorio de un paciente que ha tenido un cáncer localizado en la cabeza y el cuello suele ser complicado e incómodo por las particularidades de la zona sobre la que se ha trabajado. Es una parte de nuestra anatomía que no puede estar cubierta y nosotros nos identificamos con el aspecto facial que podamos tener. Por ello el post operatorio puede ser muy traumático tanto a nivel físico como emocional.

El otorrinolaringólogo debe de ser el coordinador de su rehabilitación integral. En ella van a participar distintos profesionales: nutricionistas, fisioterapeutas, logopedas, foniatras…etc. Será el nexo de unión entre el paciente, a quien explicará los procedimientos y aclarará sus dudas y miedos, y los profesionales a los que trasladará esa información.  

Este tipo de tratamientos requieren una dedicación personalizada en la que jugará un papel muy importante el desarrollo emocional. Hay intervenciones muy distintas entre unas y otras, pero el Otorrinolaringólogo debe explicar, fundamentalmente, el motivo de la intervención y el objetivo. Es primordial ofrecer una información entendible por parte de los pacientes y su entorno.  

El proceso de rehabilitación se resume en buscar la vuelta a la normalidad de la persona intervenida. La figura de coordinador conectará al paciente con los especialistas que le apoyen en la recuperación de las funciones que haya podido perder o ver aminoradas. En definitiva hablamos de un tratamiento personalizado y multidisciplinar.